- Su buen humor es espontáneo: Ya sea sonriendo o riendo abiertamente, una mujer que disfruta de tu compañía se notará feliz y agradada. Una que otra risilla nerviosa, o una sonrisa pícara, es un indicio que ella disfruta de tu presencia (ojo, hasta ahí, mejor ándate sin prisas… recuerda que ellas “huelen” tu desesperación).
- Te toca casualmente: Si de repente te toca el brazo, te acomoda la camisa, o incluso llega a rozarte la pierna con la suya, es un indicio de que quiere acercarse. ¡No lo desaproveches! Sólo trata de diferenciar toques accidentales de aquellos hechos intencionalmente.
- Demasiadas “coincidencias”. Si ella gusta de tí, buscará la manera de que se encuentren de manera “fortuita”. ¡No hablo de acoso, claro está…! Más bien se siente como si te leyeran la mente y adivinaran lo que vas a hacer (el cual es de hecho un superpoder innato en ellas).
- Las miradas intermitentes: Debes aprender a mirarlas indirectamente. No es difícil; lo que necesitas precisar es si tratan de verte cuando no las estás mirando. Si es así, has llamado su atención. Recuerda que ellas pueden analizarte y descartarte en apenas un vistazo! Puedes olvidar los consejos sobre la apertura de las pupilas, son irrelevantes pues dependen no sólo de su emoción, sino también de la iluminación de donde se encuentren.
- No se siente intimidada por tu proximidad: Si de verdad le gustas no le importará que te acerques a ella; pero si lo haces en el momento inoportuno, o si eres demasiado impetuoso, puedes despedirte de todo el esfuerzo que habías aplicado hasta ese momento. ¿Quieres saber una manera sencilla de acercarte a ella sin “amenazar” su espacio?Dirige su atención lejos de tí mientras lo haces: busca algo que le pueda llamar la atención (un cachorrito, otra pareja, una escultura, qué se yo…) y apúntalo con la mirada, mientras te acercas a ella (como tratando de “señalar” con tus ojos lo que quieres que vea). Debes estar pendiente si ella oscila ligeramente hacia atrás (¡mala señal!)